martes, 24 de septiembre de 2013

La tradición oral, de Javier Sicilia

Queridas y queridos:
Javier Sicilia escribe frecuentemente en La jornada semanal. Su columna se llama La casa sosegada. En ella presentó La tradición oral, texto que pueden leer en: http://www.jornada.unam.mx/2013/09/15/sem-javier.html, para luego comentar acerca de la afirmación de que todo libro guarda algo de la tradición oral.

2 comentarios:

  1. Elegí leer este texto porque me llamo la atención el tema “la tradición oral” porque dentro de la preparación para ser historiador, se lleva en cierto punto, algo de tradición oral para el análisis de ciertas temporalidades. No obstante, al ver el comentario de que en los libros podemos encontrar tradición oral, concuerdo con ello, por ejemplo, se vienen a mi mente los libros de leyendas.
    La lectura, cuando hace referencia en las personas que no saben leer, me trajo a la mente el caso de la época colonial en nuestro país, en donde, la mayoría de las personas era analfabeta, no obstante, aquellos que no sabían leer, si podían escuchar y con ello, adquirir un poco del conocimiento. Me parece cierto eso de que con la oralidad, las palabras, el conocimiento, las metáforas, las leyendas, las anécdotas y la historia permanece y se trasmite. Lo anterior es muy parecido a lo que hacen algunas tribus o comunidades, las cuales, por medio de la oralidad mantienen viva su identidad y así, por ese medio, guardan la memoria histórica de su pueblo, de sus raíces.
    A pesar de todo ello, me parece que, con la oralidad, se va enriqueciendo o decayendo lo transmitido, quizá porque ciertas personas pueden captar perfectamente el mensaje y trasmitirlo correctamente y, a su vez, enriquecerlo. Por el contrario, también está la posibilidad de que el mensaje no sea captado y que se caiga en una especie de limbo, como el juego del teléfono descompuesto.
    La lectura me gusto, pero me dejo con un sentimiento de incertidumbre sus líneas finales de protesta, no digo que no lo haga o que no está bien, pero creo que pudo desarrollarlo y engarzarlo para introducirlo no tan de golpe dentro del escrito.

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    1. El último párrafo de la columna de Javier Sicilia siempre es igual. Plantea su protesta. Y como los motivos para protestar aumentan, aumenta también la extensión del párrafo.
      Si te acercas en otra ocasión a esa columna suya, lo podrás comprobar.

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