miércoles, 7 de marzo de 2012

La soledad de América Latina, de Gabriel García Márquez

Queridas y queridos:
Para celebrar, como lectores gozosos que somos, el cumpleaños número 85 de Gabriel García Márquez, los invito a leer el discurso que ofreció cuando recibió el Premio Nobel, el cual pueden leer en: http://www.jornada.unam.mx/2012/03/04/opinion/006a1pol.
Me gustó la manera en la que engarza la historia de nuestra América con la contada en Cien años de soledad. Fíjense, sobre todo, en el final de ambos textos.
Sé que todos ustedes recuerdan con alegría aquellos meses cuando nos fuimos a vivir a Macondo.

5 comentarios:

  1. ...y 30 años después América Latina está aún más sola. Hasta antes de la nota al calce leía con la convicción de que era una artículo reciente. Me resulta triste, me genera frustración y hasta indignación percibir la paradoja de una denuncia que reclama por la indolencia ante las denuncias... Me quedó sencillamente una inquietante desazón.
    La realidad toma tintes de fábula, no por los artificios literarios, sino por lo descarnados, surrealistas y estratosféricos que resultan los datos que presenta el Gabo.
    Me preocupa la evidente y significativa correlación positiva que existe entre el poder y la estupidez. Me conforta el papel redentor y libertario de la literatura y los inventores de fábulas.
    Yo no estuve con los colibríes cuando leyeron el libro de Cien años de soledad, lo leí solito y lo dejé solitario antes de terminarlo y ahí sigue esperando a que regrese por él, así que no tengo muchos elementos de comparación, puedo advertir que la forma en que introduce y describe a los personajes es muy parecida, no alude a sus rasgos personales sino a sus rasgos históricos, contextuales.

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    1. Cumple su labor el texto, creo, en cuanto a que nos removemos en nuestro confort, nos sentimos heridos, no por lo que él dice, por supuesto, sino por la realidad a la que alude.
      Ese texto y tantos otros que se leen hoy como hace tanto, y todo igual.

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  2. Efectivamente: Cien [-o más-] años de soledad, de abandono por nosotros mismos... pero algunos nos acompañamos "a pesar de los pesares", como diría el buen Nano.

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  3. También me siento herido, eso es. Recordé, entre tantas cosas, el caso de la mujer humilde que retrata Marcela Serrano en “La llorona”, donde le roban a su bebe para entregarlo en adopción a una familia numerosa y aún así, como dice Gabriel GM, insisten en medirnos con la misma vara. Sin embargo, creo, como él, que nuestra respuesta debe ser la vida.

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